SANDBOX, una oportunidad para crear marcos jurídicos y regulatorios dinámicos y flexibles

¡Renovarse o morir! Las mayoría de las organizaciones tienen claro que de no innovar en sus productos, servicios y/o procesos, corren el riesgo a largo plazo de desaparecer, tal como sucedió con empresas reconocidas como Blockbuster, Kodak, Olivetti (por mencionar algunas), esto debido a la aparición constante y frecuente de nuevas tecnologías; por eso la innovación se ha convertido en el motor de su economía garantizando con ello su permanencia en el mercado.

En muchos de los casos los servicios, productos y/o procesos innovadores no están regulados, es decir, se carece de un conjunto mínimo de reglas normativas básicas, para definir los usos adecuados, y de alguna manera establecer un ambiente que permita tener un equilibrio entre usuarios y proveedores. Es por ello que resulta vital contar con un marco normativo que den certeza a todos los involucrados, es importante tener presente que (Dieguez Mendez, 2011) “… el Derecho es un fenómeno social y un elemento de la realidad de ésta… constituye también una parte contextual donde se aplica, que a la vez que nace de la sociedad la condiciona, la moldea. La propia interacción antes enunciada hace que el Derecho también se manifieste como impulsor de transformaciones y asista al cambio social estimulándolo, como guía del futuro quehacer o instrumento de cambio”; es decir, la importancia radica no sólo en la simple definición de normas legales, este proceso va más allá, la regulación puede crear el ambiente adecuado para impulsar las innovaciones.

Ahora bien, la regulación de las innovaciones no es un tema simple, el proceso para que la autoridad o ente regulador prepare y publique un marco normativo es demasiado lento, suele transcurrir un periodo muy considerable desde que se pretende lanzar al mercado una innovación, hasta contar con la reglamentación específica; el camino es largo, comienza con la recopilación de información para que la autoridad “comprenda” todo el contexto, posteriormente se prepara la propuesta normativa sobre la cual versarán las discusiones hasta lograr los consensos necesarios, después se aplican los ajustes necesarios a la propuesta inicial hasta que se esté en posibilidad de publicarla, sin duda este escenario desanima a muchos emprendedores, es por ello que (Méndez, 2019) “la regulación no debe detener o ralentizar la innovación, se corre el gran riesgo de estar regulando con la vista puesta en el espejo retrovisor y frenar soluciones que pueden impulsar el crecimiento económico y el bienestar social”.

Ahora bien, en los últimos años ha surgido un mecanismo alternativo en el tema regulatorio, esto es el sandbox, dicha palabra es de origen anglosajón y significa “caja llena de arena en la que los niños pueden jugar”, el concepto de sandbox se utiliza en la jerga informática, implica tener un espacio aislado, controlado, para que programadores y testers pueden experimentar con nuevos desarrollos de software no probados ni comercializados. Esta idea de tener un ambiente controlado para experimentar se ha trasladado a la materia regulatoria en servicios financieros, su irrupción data del 2015 y fue propuesto e implementado por la autoridad financiera del Reino Unido, el sandbox regulatorio (Funcas, 2019) “se identifica como un banco de pruebas en el que la autoridad supervisora permite a empresas financieras de base tecnológica testar sus productos o servicios dentro de un marco regulatorio con exigencias normativas proporcionalmente adaptadas a la actividad que los operadores desempeñen”.

La puesta en práctica de areneros regulatorios en servicios financieros han sido replicada en diversos países, considerando los datos obtenidos en el “Informe del Observatorio de Digitalización Financiera de Funcas”, son 27 países los que han establecido sandboxes regulatorios, de los cuales 14 son de Asia, le sigue Europa con 6, América cuenta con 4, África con 2 países y Oceanía por último, con tan solo un país.

Por lo que respecta a su trascendencia, en el caso de Inglaterra han pasado 88 proyectos por el sandbox en cinco convocatorias, repartiéndose el 70% de los proyectos al sector fintech, el 14% fueron proyectos regtech, y el 16% restante, insurtech; los proyectos tuvieron una duración de entre 6 y 12 meses.

Si bien en la práctica internacional existen diferentes enfoques del sandbox regulatorio, es factible identificar los elementos más importantes, mismos que a continuación se exponen:

  • Sirven para experimentar. Se otorga el beneficio de que las empresas puedan probar productos y servicios en un entorno controlado.
  • Tienen duración limitada. El tiempo de prueba es finito, este va de los 6 a los 12 meses en promedio.
  • Promueven la innovación. Solamente pueden aplicar productos y/o servicios innovadores tangibles y delimitados, que aún no han sido regulados. No promueve ideas.
  • Mitigan riesgos. Se protege al grueso de consumidores y apoya la identificación de mecanismos de defensa en la incorporación de nuevos productos y servicios.
  • Simplifica en principio requisitos legales. La entrada al sandbox no implica la exención de requisitos legales, es un laboratorio legal en el cual el regulador aplica ciertas normas, con vías de establecer y observar el comportamiento de éstas y el comportamiento del producto y/o servicio.

Con la implementación del sandbox, el regulador tiene mayor certeza y conocimiento de que normar, y que no, (Herrera & Vadillo, 2018) “en caso de que los productos o servicios probados se consideren adecuados para los clientes, se podría proponer una regulación y autorizar su comercialización a gran escala. Por el contrario, si las deficiencias detectadas durante su funcionamiento no son resueltas adecuadamente o se considera que conllevan excesivos riesgos, las autoridades podrían prohibir o limitar dichas actividades”, de esta manera se protege a consumidores y se fomenta un mayor desarrollo en el campo de la innovación en un entorno seguro.

Si bien el sandbox se ha estado utilizando como medio para facilitar la innovación en el ámbito de servicios financieros, su uso representa una oportunidad para replicarse en otras áreas y campos, debido a su dinamismo, flexibilidad e inclusión de todos los involucrados; el sandbox puede cambiar en algunos casos la forma de crear normas jurídicas bajo la premisa de exploración y uso simultáneos, estableciendo un “laboratorio normativo controlado” que permita conocer pros y contras de servicios, productos y/o procesos, y que con ello se pueda, sobre la misma marcha, realizar los ajustes necesarios para su incursión en un vida cotidiana general de cualquier organización, sector o país según sea el caso en concreto.

BIBLIOGRAFÍA

Dieguez Mendez, Y. (2011). Derecho y su correlacion de los Cambios de la Sociedad. Derecho y Cambio Social, 8, 1–28. http://www.derechoycambiosocial.com/revista023/Derecho_y_cambio_social.pdf

Enriquez, A. M. (2018). “El ‘sandbox’ es una apuesta decidida por la transformación digital del sector financiero”. https://www.bbva.com/es/sandbox-apuesta-decidida-transformacion-digital-sector-financiero/

Funcas, O. de D. F. de. (2019). Sandboxes regulatorios en el sector financiero. https://www.finnovating.com/es/report/sandboxes-regulatorios-sector-financiero/

Herrera, D., & Vadillo, S. (2018). Sandbox Regulatorio en América Latina y el Caribe para el ecosistema FinTech y el sistema financiero. Banco Interamericano de desarrollo, IDBDP573(Marzo), 41. https://publications.iadb.org/publications/spanish/document/Sandbox-regulatorio-en-América-Latina–el-Caribe-para-el-ecosistema-Fintech-y-el-sistema-financiero.pdf

Méndez, M. (2019). Disrupción regulatoria, areneros e invernaderos para reinventar las normas. Telecomunicaciones de América Latina, ISSN: 2393, 20. http://asiet.lat/?wpdmdl=6852

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