La Ley Antispam. ¿Quién podrá salvarnos?
¿Qué es el spam?
Si usted usa regularmente una cuenta de correo electrónico, habrá experimentado la presencia inusitada de un mensaje con publicidad de algún servicio o producto. De manera muy general podemos decir que ese mensaje comercial cuando no es solicitado previamente y cuando además es enviado de manera masiva, constituye lo que en inglés se conoce como spam (Spiced ham), o en términos más coloquiales «correo basura».
Si bien la presencia de este tipo de comunicaciones electrónicas puede resultar molesto y perjudicial, la solución del problema no siempre pasa por atacarlo a través de una ley con nombre propio y, con más razón, si se considera que el número de comunicaciones comerciales no solicitadas generadas en el Perú (a las que se aplicaría el contenido de la ley) es aproximadamente el 10% del problema.
¿Son necesarias las leyes antispam?
La experiencia internacional indica que existen regulaciones, pero estas nacen dentro de un contexto más amplio que busca eliminar el origen del problema: la obtención, uso y manipulación de las direcciones de correo electrónico o mejor dicho de los datos personales. Y es que para que usted tenga en su buzón de correo estos mensajes es porque su dirección electrónica es conocida por el remitente.
El tema pasa por saber cómo es que este dato personal es usado por terceros. Es evidente que la manipulación de dicha información requeriría de algunas normas de conducta mínimas que nos permitan protegernos del envío de comunicaciones no solicitadas.
Estas normas mínimas no se han desarrollado aún en la ley peruana antispam. Sería conveniente, por ejemplo, que se establezca con claridad qué debe entenderse por spam, considerando que dependerá de los límites y alcances de esta definición que cualquier persona nos solicite una compensación en caso haber recibido un correo comercial ilícito, que no cumpla con los requisitos establecidos.
Este punto es vital para evitar que en nombre de esta nueva ley terminemos siendo denunciados por enviar correos ilícitos y además obligados a desembolsar algunos soles. Con mayor razón si consideramos que hoy es muy fácil generar direcciones de correo falsas o que puedan inducir a error respecto de quien los remite, pudiendo presentarse situaciones en las que terminemos denunciando a alguien inocente.
Ya que en breve empezaremos a conocer casos de multas aplicadas a quienes incumplan con las nuevas obligaciones, no estaría de más que se retorne el debate en torno a una legislación sobre la protección de los datos personales que, a fin de cuentas, es el asunto que en el fondo se trata de proteger con las legislaciones antispam.
Publicado en «El Comercio» del día 29 de septiembre de 2005, página 5