Todo lo que usted quiso saber de los 906 pero nunca se atrevió a preguntar
Antonio García, mediana edad, Auxiliar Administrativo y con buena presencia, se encuentra en paro desde hace unas semanas, algo que no es de extrañar en los tiempos que corren. Hoy ha comprado el periódico para buscar un buen trabajo, decidiéndose a llamar a un anuncio en el que le ofrecen un puesto como dependiente. El número al que debe llamar es 90 643 51 16 (ficticio). Al otro lado del hilo se encuentra una señorita, muy amable, que comienza a hacerle preguntas tales como su Nombre, domicilio, estado civil, y demás datos personales y profesionales.
Ni que decir tiene que la conversación se dilata durante unos diez minutos, desconociendo el pobre Antonio que está llamando a un 906, es decir, una llamada mucho mas cara que las convencionales cuyo importe se va a embolsar el titular de la línea y la operadora de telecomunicaciones que de ese servicio.
Esa misma tarde, Antonio García se conecta a Internet desde su casa. Al principio consulta webs donde se ofrecen trabajos, pero a medida que va navegando se distrae y acaba en una web de contenido erótico. Le ofrecen un servicio para ver videos “políticamente incorrectos” gratis y, Antonio, que siempre ha mostrado cierta debilidad por esos asuntos, se baja (download) un programa para visionar dichos videos.
Desconoce, una vez más, nuestro protagonista que ese programa que acaba de instalar en su ordenador (o bien, que se instala automáticamente) le va a modificar la configuración del Acceso telefónico a redes, por lo que la próxima vez que se conecte a Internet, el número al que va a llamar será un 906, (y no el habitual, o sea un número local, o bien de tarifa plana) por lo que la factura de teléfono será bastante más elevada de la que está acostumbrado a pagar.
Pero no queda ahí la cosa, esa noche nuestro amigo Antonio se sienta tranquilamente en el sofá, conecta la TV y comienza a ver uno de esos programas de entretenimiento. La pregunta de hoy es : ¿Son ciertos los rumores de que Eva Sannun ha dejado al Príncipe Felipe por Dinio?. Antonio García sabe, a ciencia cierta que no son ciertos, así que decide mandar un SMS (Short Message System, o Mensaje de texto) al número que aparece en pantalla,
Una vez más, Antonio no lee la letra pequeña, por lo que no se da cuenta que ese pequeño mensaje le va a costar, aproximadamente, cinco veces más que el mensaje que le suele mandar todas las mañanas a su novia Lola dándole los buenos días.
Estos son varios ejemplos de los usos y abusos que se están produciendo últimamente con los números 900, siendo la intención de este servidor poner sobre aviso a los consumidores / usuarios, que, como Antonio García, hacen uso de dichos servicios.
Así, con relación a las ofertas de trabajo que remiten a un “906”, (una de las estafas más frecuentes), obvia decir que, en su mayoría, se tratan de ofertas inexistentes, siendo el único fin de los anunciantes sacar dinero de las llamadas de los aspirantes, de ahí que quienes están al otro lado del hilo telefónico intenten que estas duren el máximo de tiempo posible, como le ocurrió a Antonio García.
Ahora bien, ¿son todas las ofertas de empleo que remiten a un 906 una estafa? , esto es difícil de determinar, si bien cabría dar unos consejos:
En primer lugar, hacerle saber a Antonio García, que la próxima vez se asegure de la solvencia de la oferta, así como, en el caso de que decida llamar, no dilate la llamada por mucho tiempo.
Por otro lado, una media preventiva sería que las empresas, periódicos, webs, que den publicidad de ofertas de empleo, no acepten la inserción de anuncios de ofertas laborales cuyo teléfono de contacto sea un 906, o al menos se aseguren de la buena fe del anunciante ya que, una oferta de trabajo tiene que ser tan interesante para el trabajador como para el empresario, algo que falta en el caso que estamos analizando.
En lo que respecta al segundo asunto, que hemos tocado, la estafa en Internet, lo que Antonio García desconocía era que algunas páginas web hacen que los internautas se desconecten de su servidor habitual y llamen a un número 906, sin explicarle claramente cuánto les va a costar o incluso asegurándole que le ofrecen contenidos gratis.
Aparte del consejo de desconfiar de cualquier servicio “gratuito” que se de a través de Internet y que sería de pago en el mundo “real”, sería interesante que, aquellos afectados por este tipo de comportamientos, denuncien los mismos ante las Asociaciones de Consumidores.
El Ministerio de Ciencia y Tecnología ha tomado cartas en el asunto a fin de evitar que este tipo de conductas proliferen; por un lado, a través de la creación de una comisión encargada de supervisar el uso de estos números, y por otro, con la elaboración de un código de conducta obligatorio para todas las empresas que presten servicios de este tipo y que afectará especialmente a las páginas web que utilizan la conexión a través de números 906 como medio de pago.
Finalmente, con relación a los SMS de los concursos televisivos, desconocía nuestro protagonista, Antonio García, que el coste de esos mensajes eran cinco veces superiores que el de un mensaje normal, de modo que si el envío de un mensaje estándar cuesta 25 pesetas, los mensajes de móviles a los programas de televisión alcanzan las 68, las 100 e incluso las 150 pesetas.
Como ocurre en los casos anteriores, la información que se le da al consumidor/usuario es escasa, nula o en letra pequeña en la pantalla del televisor, lo que provoca que muchos usuarios, como Antonio García, que han participado en votaciones o concursos de este tipo se lleven las manos a la cabeza cuando reciben la factura del móvil, por lo que, lo único que cabe aconsejar a los usuarios/concursantes es no envíen este tipo de mensajes si desconocen los costes.
En espera de haberles sido de ayuda, se despide atentamente… Antonio García.